Muchos piensan que la oposición no tiene líder. Las encuestas, en cambio, dicen que tiene varios.
Sin entrar al detalle numérico, hay cuatro líderes con respaldo cuantitativo estadísticamente significativo: Leopoldo López, Henrique Capriles, Henri Falcón y Henry Ramos.
En el caso de Leopoldo López, su nivel de soporte proviene de la población autodefinida opositora. Lo evalúan como un líder fuerte, inteligente y valiente. Su arribo a la primera posición ocurrió después de la derrota opositora en las elecciones presidenciales contra Maduro, donde López aprovechó la decepción generada por la decisión de Capriles de denunciar un fraude electoral pero no invitar a sus seguidores a defender el triunfo. Mas allá de las condiciones reales que justificaban, en mi opinión, esa decisión en su momento, lo cierto es que esa combinación le abrió un espacio a la posición a favor de defender “como sea” la fuerza de la mayoría y López la aprovechó y potenció. A esto se sumó luego el sentimiento de solidaridad primaria que recibió luego de ser apresado y convertirse en el más emblemático preso político del país. Sin embargo, su posición se ha mantenido estancada y la cárcel limita, pese a la visibilidad que obtiene y maneja estupendamente bien, apuntalado por su esposa.
En el caso de Capriles, su popularidad se sustenta en el mismo grupo opositor que apoya a López. Se convirtió en el líder absoluto de la oposición a lo largo de dos campañas electorales en las cuales demostró ser, por mucho, el mejor candidato que ha tenido la oposición. Su mejora comunicacional fue notable. Su contacto cara a cara cubrió con creces sus debilidades como orador de masas y fue capaz de generar esperanzas de triunfo que motivaron y animaron a sus seguidores. Sin embargo, su popularidad se afectó luego de la segunda elección por las razones ya comentadas y cedió espacios a Leopoldo por un par de años. En 2016 logra reconectarse, adueñándose de la propuesta de Referéndum que devolvió las esperanzas a la oposición. No obstante, la frustración alrededor del bloqueo oficial a ese evento, sin que Capriles haya podido cumplir sus promesas-amenazas, ha tenido costos de popularidad que deberá resolver.
El siguiente líder es quizás el más inesperado: Henri Falcón. Su crecimiento ha sido impresionante. Crece con el respaldo de los independientes, no de los opositores comprometidos. Su propuesta moderada y su estrategia de expresar posiciones retadoras a algunas decisiones tanto del gobierno como de la oposición le gana rechazos relevantes de los radicales de ambos lados, pero le abre puertas en los moderados, los independientes y los chavistas descontentos, que podrían considerarse los espacios más grandes del mercado. Sin embargo, es importante resaltar que aunque su penetración es muy prometedora, Falcón tiene retos dentro de la oposición. Si bien una fractura entre López y Capriles le daría a él una ventaja de concentración en los independientes, una elección primaria le exigiría moverlos a votar en un evento en que no han sido proclives a participar.
El caso de Henry Ramos es también relevante. Su liderazgo proviene de su desempeño como presidente de la Asamblea Nacional, el cual ha sido positivamente evaluado, algo que se refuerza en los opositores por el ataque permanente de Maduro, quien lo posiciona aún mejor en su grupo objetivo. Paradójicamente, siendo un político tradicional y mayor, se convirtió en el líder más fresco del entorno político venezolano. Su experiencia, chispa y manejo oratorio son superiores al de sus adversarios, pero su salida del “spot” podría opacarlo y tiene el reto de mantenerse sin esa muletilla tan especial.
Usted dirá.
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