Si el bravo pueblo asumiera verdaderas acciones de lucha, Venezuela podría a corto plazo, ser parte de ese fenómeno de ordenamiento natural periódico, dado sobre ciertas condiciones necesarias, que se denomina: “tiempo cíclico”; regido a la vez, por leyes universales inmutables, que garantizan el orden perfecto de todo lo existente en el universo.
Se manifiesta en virtud de replantear estrategias fallidas, armonizar y equilibrar la justicia, optimizar operaciones o simplemente, aprender del fracaso obtenido; dictaminando lo que debe realizarse u omitirse.
Todos los actos y fenómenos de la vida tienen su causa y, por lo tanto, producen su verdadero efecto, conforme a la ley. Este principio afirma también que nada ocurre casualmente. Toda consecuencia se deriva de los actos del ser humano, pues quien obra bien le va bien, mientras el que obra mal, decide vivir inconscientemente culpando a los demás por sus desatinos constantes.
Los ciudadanos en general, debemos romper con viejos esquemas que nos prohíben evolucionar. No esperemos cambios en los demás, sino cambiamos nosotros mismos. Es necesario reprogramarnos responsablemente, para dejar atrás aquello que nos estanca, porque todos somos merecedores de una mejor vida y un mejor país.
Dispongámonos ya a reescribir la historia de la nación, pues como decía el gran polímata Andrés Bello: “Los que no moderan pasiones, son arrastrados a lamentables precipicios”.
Daniel Hernández Luengo
Coordinador de Historia y Rescate Patrimonial
de la Biblioteca Virtual de Maracaibo “Randa Richani”
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